Gaza: “Niños con metralla en el corazón y balas en el cerebro”

Un cirujano estadounidense que fue voluntario en Gaza ha dado su testimonio al Consejo de Seguridad y ha asegurado que, en cinco semanas, no trató a ningún combatiente, sino niños de seis años “con metralla en el corazón y balas en el cerebro”. La enviada de la ONU para la paz en Oriente Próximo pide a Israel que ponga fin a los ataques y a la hambruna que padecen los civiles.
La coordinadora especial interina para el Proceso de Paz en Oriente Próximo pidió este miércoles a Israel en el Consejo de Seguridad que ponga fin a los devastadores ataques y a la hambruna que padecen los civiles.
La población de Gaza está pasando “hambre y se le niega lo más básico”, mientras la región se encuentra en una peligrosa encrucijada, advirtió Sigrid Kaag, instando a una acción inmediata para detener la violencia, restablecer la ayuda y avanzar hacia una solución de dos Estados “antes de que se agote el tiempo”.
“Toda la población de Gaza se enfrenta al riesgo de hambruna”, señaló Kaag, añadiendo que la limitada ayuda permitida en la Franja es “comparable a un bote salvavidas después de que el barco se haya hundido”.
“La ayuda humanitaria no debe depender de negociaciones políticas”, subrayó la funcionaria, señalando que la operación de ayuda de la ONU está preparada para entregar asistencia de inmediato, de acuerdo con el derecho internacional.
“La ayuda no puede ser negociable”, insistió.
Los niños murieron porque carecíamos de sangre, antibióticos y suministros
Tras las declaraciones de Kaag, un cirujano estadounidense que ha sido voluntario en Gaza en dos ocasiones tras el 7 de octubre contó a los miembros del Consejo que tuvo que trabajar en hospitales sin esterilidad, electricidad ni anestesia.
“Los niños murieron, no porque sus heridas fueran insuperables, sino porque carecíamos de sangre, antibióticos y los suministros más básicos de los que se dispone fácilmente en cualquier gran hospital del mundo”, declaró Feroze Sidhwa.
“Durante las cinco semanas que pasé en Gaza no vi ni traté a ningún combatiente. Mis pacientes eran niños de seis años con metralla en el corazón y balas en el cerebro, mujeres embarazadas con la pelvis destrozada y el feto partido en dos en el útero”, prosiguió.
Para el doctor, “prevenir el genocidio significa negarse a normalizar estas atrocidades. Significa negarse a deshumanizar a los palestinos”.
Sidhwa se refirió a los sucesos del 18 de marzo, cuando “Israel violó el alto el fuego”.
“Ese día presencié en el Complejo Médico Nasser el episodio de víctimas masivas más extremo de mi carrera. En una mañana, llegaron 221 pacientes. 90 murieron a su llegada, casi la mitad eran niños gravemente heridos. Ningún sistema sanitario del mundo podía hacer frente a esta situación, y menos uno asediado y hambriento”, relató.
Horror por lo que se está haciendo en su nombre
Sidhwa destacó que casi la mitad de los niños de Gaza tienen tendencias suicidas, según la organización War Child Alliance. “Se preguntan: ¿Por qué no morí con mi hermana, mi madre, mi padre?, no por extremismo, sino por un dolor insoportable”, explicó, añadiendo que los padres memorizan la ropa de sus hijos por si tienen que identificar sus restos.
Asimismo, el cirujano dijo que sus amigos israelíes y estadounidenses han expresado su “horror por lo que se está haciendo en su nombre”.
“Muchos de nosotros no podemos entender cómo nuestros gobiernos siguen armando esta destrucción sin sentido. Pero ustedes, en esta cámara, tienen el poder de pararlo”, indicó Sidhwa, instando a los miembros del Consejo que pidan un alto el fuego y el embargo de armas a todas las partes en conflicto, así como que permitan las evacuaciones médicas sin restricciones y el acceso humanitario sostenido en toda Gaza.