A 43 años de la guerra de Las Malvinas

En 1982, durante diez semanas, las fuerzas británicas y argentinas se disputaron el control de las Islas Malvinas. Aunque finalmente Gran Bretaña ganó la guerra, Argentina sigue reclamando la soberanía sobre las islas.
La medianoche del 2 de abril de 1982, un destacamento de comandos argentinos desembarcó en las Islas Malvinas, un archipiélago del Atlántico Sur situado a unos cientos de millas de la costa meridional del país, y se dirigió por tierra hacia la capital del asentamiento, Puerto Stanley, para los británicos, o Puerto Argentino, para los argentinos.
La mecha del conflicto –uno que tenía más de un siglo de precocción– se encendió el 2 de abril de 1982, cuando la junta militar que gobernaba Argentina anunció que había recuperado la soberanía sobre las Islas Malvinas (Falklands, en inglés), a unos 500 kilómetros del territorio continental argentino, y las más lejanas islas Georgias y Sandwich del Sur.

Unas horas más tarde, una fuerza de desembarco más numerosa comenzó a descargar tropas en el puerto de Stanley. A las 8.30 de la mañana, con 800 soldados argentinos en tierra y 2000 más a punto de unirse a ellos, el gobernador de las islas nombrado por los británicos reconoció la inutilidad de la resistencia de la pequeña guarnición de Royal Marines que disponía y aceptó rendirse. Esta noticia provocó celebraciones en Buenos Aires.
Esos territorios estaban ocupados por Reino Unido desde 1833 y Argentina había venido insistiendo en el reclamo soberano sobre las islas, por herencia de la corona española y por proximidad geográfica.
La junta militar Argentina, especuló con que Reino Unido no reaccionaría a la invasión de las islas, porque eran lejanas y porque históricamente no habían sido de especial interés para los británicos (incluso se venía negociando entre las naciones una posible administración compartida del territorio). Pero Londres reaccionó, y con fuerza, posiblemente por la propia necesidad política de la entonces primera ministra Margaret Thatcher, quien se encontraba en un momento de debilidad en un contexto económico desfavorable.
74 días después y tras duros enfrentamientos, las fuerzas británicas tomaron el control de Puerto Argentino/Stanley, obligando a las tropas argentinas a rendirse.
El 14 de Junio de 1982, el general Mario Benjamín Menéndez, comandante de las tropas argentinas, se rinde ante la comandancia británica, cuando sus hombres estaban siendo desbordados en todos los frentes por la ofensiva enemiga.

Frío, hambre, sed y miedo. Mucho miedo. En trincheras, cuevas o el más oscuro de los agujeros, los soldados argentinos sufrieron la falta de experiencia —la mayoría eran jóvenes que hacían el servivio militar —, las pésimas condiciones climáticas —hasta los fusiles se congelaban— y las ‘reliquias’ que utilizaban como armamento.
Jeremy Moore, comandante de las fuerzas terrestres inglesas, aceptó el 14 de julio de ese mismo año la rendición del general Mario Benjamín Menéndez, quien observó que continuar con la guerra solo conduciría a perder más combatientes.
Así, las tropas argentinas zarparon desde Puerto Argentino -Puerto Stanley, para los británicos- de vuelta al continente, devastadas y con las manos vacías, en busca del calor de un pueblo que esperaba con ansias el retorno de los supervivientes.
Una vez llegados a Puerto Madryn, en la provincia de Chubut, el pan, las banderas y las lágrimas sustituyeron al desgaste de los jóvenes por la derrota, y es que alrededor del 70% de los combatientes eran conscriptos; la mayoría de ellos tenía entre 19 y 20 años, según los datos proporcionados por el Ministerio de Educación de la República Argentina.
Incapaces de olvidar el horror vivido, más de 450 ex soldados argentinos se han suicidado desde entonces.
Aviones de combate argentinos hundieron varios barcos británicos, y en total murieron unas 900 personas: 255 británicos y 649 argentinos, además de tres isleños. La derrota resultó desastrosa para Galtieri, que fue depuesto casi inmediatamente, dando comienzo a un nuevo periodo de democracia argentina. Sin embargo, el hasta entonces impopular gobierno de la británica Margaret Thatcher fue reelegido en 1983 y de nuevo en 1987.